Fragmentos

Cultura para la agonía del alma insatisfecha

Esta mañana me han hecho un regalo, un regalo precioso. Es un discurso del que ahora se cumplirán 81 años de su lectura. Y fue a manos de uno de nuestros grandes de las letras, Federico García Lorca. Un discurso breve pero intenso, lleno de sabiduría, de belleza, de alma. El motivo era la inauguración de la biblioteca de su pueblo, Fuente Vaqueros (Granada), en el mes de septiembre de 1931.

Ocho décadas desde que estas líneas vieran por primera vez la luz. Ocho décadas que no restan un ápice de actualidad a las palabras que Lorca. Ocho décadas para seguir reafirmándonos en la necesidad de la CULTURA, en mayúsculas, para que los ciudadanos sean realmente libres.

No voy a añadir más, porque sería muy pedante por mi parte querer mejorar algo que tan bien dicho está. Leed estas líneas y meditadlas. Y si quiera que eso os abra la sed de libros, saciadla. No dejemos escapar la cultura, porque ella será nuestro baluarte para romper la esclavitud a la que cada vez más algunos nos quieren abocar.

Gracias, Lore.

Federico García Lorca y su hermana Isabel. Granada, 1914

Federico García Lorca y su hermana Isabel. Granada, 1914

Medio pan y un libro

«Cuando alguien va al teatro, a un concierto o a una fiesta de cualquier índole que sea, si la fiesta es de su agrado, recuerda inmediatamente y lamenta que las personas que él quiere no se encuentren allí. «Lo que le gustaría esto a mi hermana, a mi padre», piensa, y no goza ya del espectáculo sino a través de una leve melancolía. Ésta es la melancolía que yo siento, no por la gente de mi casa, que sería pequeño y ruin, sino por todas las criaturas que por falta de medios y por desgracia suya no gozan del supremo bien de la belleza que es vida y es bondad y es serenidad y es pasión.

«Por eso no tengo nunca un libro, porque regalo cuantos compro, que son infinitos, y por eso estoy aquí honrado y contento de inaugurar esta biblioteca del pueblo, la primera seguramente en toda la provincia de Granada.

«No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro. Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a gritos. Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen todos los frutos del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio de Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social.

«Yo tengo mucha más lástima de un hombre que quiere saber y no puede, que de un hambriento. Porque un hambriento puede calmar su hambre fácilmente con un pedazo de pan o con unas frutas, pero un hombre que tiene ansia de saber y no tiene medios, sufre una terrible agonía porque son libros, libros, muchos libros los que necesita y ¿dónde están esos libros?

27 febrero 2012 Cultura para la agonía del alma insatisfecha

«No solo de pan vive el hombre» | Foto en revistaemilia.com.br

«¡Libros! ¡Libros! Hace aquí una palabra mágica que equivale a decir: «amor, amor», y que debían los pueblos pedir como piden pan o como anhelan la lluvia para sus sementeras. Cuando el insigne escritor ruso Fedor Dostoyevsky, padre de la revolución rusa mucho más que Lenin, estaba prisionero en la Siberia, alejado del mundo, entre cuatro paredes y cercado por desoladas llanuras de nieve infinita; y pedía socorro en carta a su lejana familia, sólo decía: «¡Enviadme libros, libros, muchos libros para que mi alma no muera!». Tenía frío y no pedía fuego, tenía terrible sed y no pedía agua: pedía libros, es decir, horizontes, es decir, escaleras para subir la cumbre del espíritu y del corazón. Porque la agonía física, biológica, natural, de un cuerpo por hambre, sed o frío, dura poco, muy poco, pero la agonía del alma insatisfecha dura toda la vida

6 pensamientos en “Cultura para la agonía del alma insatisfecha

  1. Saludos Moni, desde este lado del mapa (Venezuela). Encantado de (re)leer aquél discurso del gran García Lorca, discurso que no pierde vigencia.

    Esto es para mi lo más cierto y lo más terrible de esta sociedad hambrienta de necesidades adquiridas, publicidad, burlas, descaro y otras tantas cosas. «…Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen todos los frutos del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio de Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social.»

    Gracias por esta (re)lectura, un fuerte abrazo y con cariño

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    • Rubén, gracias por tu (re)lectura y por tu comentario.

      No conocía este discurso, y leerlo por primera vez fue un cálido rayo de sol en un día que amanecía bastante tormentoso. Para mí no hay ninguna palabra que tenga desperdicio de todo él, pero es ierto que la frase que resaltas es de capital importancia en estos tiempos que corren.

      Gracias por tus palabras, un beso enorme desde aquí tan lejos pero muy cerca

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  2. Sabias palabras de un hombre sabio, compa Moni. Y qué poco atendidas (o entendidas, o ambas dos cosas, quién sabe…) no solo en esos tiempos que tan malhadadamente corrieron para él, y para tantos otros como él, sino también para estos nuestros en que parecen gozar de mejor fortuna divertimentos que poco, nada, tienen que ver con algo parecido a la cultura. En fin…

    Un fuerte abrazo y buena tarde.

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    • Yo sigo teniendo esperanza en que, aunque sea desde estas lagunas virtuales, podamos por lo menos difundir la cultura. Y que haya quien la reciba con los brazos abiertos, sepa preciarla y disfrutarla, y aprehenderla para sí.

      Lo seguiremos intentando, Manuel.

      Un fortísimo abrazo

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